El karate-Do de hoy en día se caracteriza fundamentalmente por el empleo de golpes de puño, bloqueos, patadas y golpes de mano abierta, donde las diferentes técnicas reciben varios nombres, según la zona del cuerpo a defender o atacar. Sin embargo el karate, no restringe su repertorio solo a estos, ya que además incluye: varios barridos, algunos lanzamientos y derribos, unas pocas luxaciones articulares; además de golpes a puntos vulnerables, y a puntos nerviosos, en su currículo. En los golpes del karate-Do se unifican la fuerza, la rapidez, la respiración, el equilibrio, la tensión y la relajación al aplicar un correcto giro de cadera y una conexión o sinergia muy precisa de músculos y articulaciones, trasladando una gran parte del peso corporal y del centro de gravedad al impacto. Generalmente, y a diferencia de otras disciplinas, se busca derrotar al adversario mediante un impacto contundente (o unos pocos), preciso y definitivo, buscando ser lo más eficaz posible. A ese concepto se le llama «Ikken hikatsu» o «un golpe, una muerte», de forma semejante a la estocada o al corte de una katana o sable japonés. A este arte marcial se le puede referir como karate o kárate, y a la persona que lo practica se la llama karateka, karateca,1​ karatedoka, o karatedoca, siendo estos dos últimos los que hacen énfasis en que el practicante también se está desarrollando dentro de una filosofía de vida.

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